... Y llegamos a las 24 horas exactas. Mira que nos habíamos cansado de decirlo, que era imposible ser puntuales en algo así, que terminaríamos, de conseguirlo, alrededor de las diez de la mañana, pero nada, nos superamos a nosotros mismos y para cuando Gabriel Calderón pronunció el "Vale.Fin", y sonó la campana final, eran las 10 en punto... quedaron detrás 24 horas para el recuerdo, de nervios, emociones, risas, y llantos... el inicio emocionante de Lucía y Melanie, las lecturas con oficio de las personalidades, los momentos inesperados, esos ciudadanos anónimos que supieron arrancar emociones en sus lecturas, las lágrimas de Valentina, las lecturas en otros idiomas, el apoyo esforzado de amantes de Cervantes hasta el final, esa señora que leyó cuatro veces en la noche, esa pareja de hermanos que seguía riendo de madrugada con las aventuras quijotescas, ese joven que leía y leía, sin decidirse por su capítulo favorito para leer (sin poder convencerlo de que no se podía elegir el capítulo para leer), las enfermeras de la Española, Lola desde España, ... gente y más gente, hasta llegar a los 445 lectores, a todos gracias...
Hasta el final tuvimos tensión (¡¡¡¡nos quedamos sin memoria de la cámara!!! ¿dónde compramos otra cinta a las 7 de la mañana??!), templanza y profesionalidad de los trabajadores del Sodre, y todo acabó bien, con risas y lágrimas de emoción... No se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate ni otras manos le acaben que las de la melancolía, lloraba Sancho, y con él lloramos todos, porque siempre es una pena que Alonso Quijano muera, porque todos en el fondo lo preferimos como Don Quijote... y todos en el fondo pensamos, que es pena que todo acabe en una humilde tumba en la Mancha, y que Don Quijote bien merece volver a salir a cabalgar...
¿Dentro de un año, quizá...?